domingo, 24 de julio de 2011

Jesús y María en las bodas de Caná

Juan 2:1-12

Jesús, sus discípulos y su madre estaban en las bodas de Caná. De pronto María se percata (o se entera) de un serio problema, el vino para los invitados se había terminado. En esos tiempos, esa situación podría resultar catastrófica puesto que podría ser interpretado como deshonra e irrespeto si los invitados no tenían nada que beber durante la fiesta, y peor aún si la bebida que se acabó era el vino.

¿Qué hacer? Era evidente que era muy poco lo que humanamente se podía hacer para solucionar el problema de inmediato. Ir a conseguir, comprar, traerlo, servirlo, etc. y todo durante la fiesta. Sin más opciones, María decide acudir al único con el poder para solucionar un problema que parece complicado de resolver. -No tienen vino, [vers. 3] le dijo a Jesús (reconociendo que ella no podía hacer nada). Jesús respondió -Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora,
[vers. 4] con lo que quería decir que no les correspondía a ellos asumir esa responsabilidad. A pesar de esto, María le dijo a los siervos -Hagan todo lo que él les diga. Esta frase es muy importante ya que lo que ella estaba diciendo era "Yo no puedo hacer nada por ustedes! no tengo el poder para hacerlo, vayan directamente con Jesús (quien si tiene poder) y hagan conforme él les diga."

Así, una vez que la autoridad, honra y reconocimiento fueron transferidos a Jesús, él realizó su primera señal con la cual manifestó por primera vez su gloria y así los que supieron del hecho (los discipulos y siervos) creyeron más en él
[vers. 11].

Es importante interpretar bien las palabras de María y Jesús, pues la Escritura señala claramente que el fin de esta señal era que Jesús manifieste su gloria y sus discípulos crean en él. El protagonista de la historia es Jesús; el que tiene el poder para hacer señales, milagros y prodigios es él; a quien hay que acudir con nuestros problemas es a él.... A él sea la gloria, reino y poder por siempre! Amén!

lunes, 4 de julio de 2011

Evolución de las Remesas en el Ecuador

En el Ecuador, las remesas representan aproximadamente el 36% de los ingresos de unos 500.000 hogares, ubicados especialmente de clase media[1]. Entre el 2000 y 2010 más de USD 23.000 millones fueron enviadas al país por compatriotas en el exterior contribuyendo, en parte, a la reducción de la pobreza en sus hogares. Sin embargo, en la otra cara de la moneda se encuentra la desintegración familiar.[2]

Fabián Zambrano, es uno de los jóvenes ecuatorianos que ha experimentado esta realidad. Desde hace 10 años está al cuidado de su tía debido a que sus padres emigraron a España en busca de empleo. No obstante, a pesar de la ausencia de sus padres, recibe todos los meses el dinero para su manutención. Al respecto, cabe recordar que si bien el fenómeno migratorio en el Ecuador empezó por los años 50, hasta mediados de los 90 las remesas no superaban los USD 500 millones anuales. Después de esa fecha, su evolución se aceleró hasta alcanzar un crecimiento continuo de aproximadamente 19% anual hasta el 2007, año en el que se registró la mayor cifra histórica en remesas, USD 3.087,80 millones, más de 8 veces de lo que se recibía a mediado de los 90.

Fabián, comentó durante su relato que se encontraba preocupado porque ya habían transcurrido algunos días de abril, y aún no recibía la llamada de sus papás –o del banco– en la que le avisarían que el dinero para la matrícula del colegio y comprar algunos útiles, además del que recibe normalmente para su alimentación, había sido depositado en su cuenta: “Me preocupa, ya mismo empiezan las clases y aún no me matriculo… la situación está difícil, desde hace dos años mi mamá se demora más tiempo en los envíos y hasta me envía menos”. El escenario vivido por Fabián no es aislado, pues efectivamente las remesas han disminuido en los últimos periodos. El año pasado, por ejemplo, ingresaron al país USD 2.324 millones en remesas, una cantidad inferior en más de USD 98 millones a los USD 2.422 que ingresaron en el año 2005. En el año 2008, primer año de caída, la reducción fue del 8,62% mientras que en el 2009 fue de más del 11%. Ya para el 2010 las remesas habían descendido a los USD 2.324 millones, la cifra más baja registrada en los últimos 6 años. [Gráfico 1].

ACE214graf1De acuerdo al Banco Central, esta cantidad de dinero fue recibido en aproximadamente 6,7 millones de giros provenientes principalmente de Estados Unidos (USD 1.040,20 millones), España (USD 944,40 millones) e Italia (USD 182,50 millones). El promedio de las remesas se encuentra alrededor de los USD 115. Cifras del INEC indican que aproximadamente el 81% de las transferencias recibidas tienen un valor máximo de USD 200; un 11% se encuentran entre USD 200,01 y USD 400; en tanto que el 8% restante envían más de estas cantidades.[3]

En cuanto al destino geográfico de las remesas, el 68% de este flujo (USD 1.589,9 millones) está concentrado solamente en 6 ciudades del país como se describe a continuación: Guayaquil, USD 597,3 millones (25,6%); Quito, UDS 415,8 millones (17,8%); Cuenca, USD 364,9 millones (15,6%); Loja, USD 75,2 millones (3,2%); Azogues, USD 68,7 millones (2,9%); y Ambato USD 68,1 millones (2,9%). Del mismo modo, las provincias que acumulan montos significativos en estas transferencias son: Guayas (USD 617,7 millones); Pichincha (458,1 millones); Azuay (USD 422,9 millones); Cañar (USD 163,8 millones); y Loja (USD 107,4 millones), que en total suman USD 1.824 millones (78,5%).

Los efectos de las remesas en la condición económica de sus acreedores son positivos, por lo que también mejoran el bienestar de la sociedad, y es que el 96.5% del dinero recibido por remesas es utilizado en productos de la canasta básica[4]. Entre sus beneficios a la economía local se puede citar que tienden a aumentar el ingreso nacional, apoyan la balanza de pagos, amplían el consumo interno y en algunos casos contribuyen al fortalecimiento en el ahorro. Por otro lado, se podrían citar como efectos negativos las distorsiones causadas en el sector laboral, pues la percepción acerca de la situación laboral local no es tan buena como la que se tiene de la extranjera y esperan emigrar del país (como lo hicieron sus familiares). De modo que los incentivos para la búsqueda de nuevas actividades generadoras de ingresos podrían verse afectados. Además, los problemas sociales y emocionales a causa de la separación de las familias suelen tener finales nefastos como suicidios, drogadicción, pandillas, delincuencia, entre otros, debido a la soledad y falta de afecto, tal como ha sucedido en Chunchi.[5]

Si bien es cierto estos flujos de dinero que ingresan a la economía del Ecuador en forma de remesas son de gran relevancia y han ayudado a suplir muchas necesidades de miles de familias, tambien lo son los problemas sociales mencionados anteriormente. Es así, que los gobernantes deberían establecer políticas públicas que hagan del país un lugar en el que sus ciudadanos tengan oportunidades de empleo que les permita mantener junto el núcleo familiar y puedan accede a un buen nivel y calidad de vida.



[1] Cálculo realizado en base al costo de la canasta básica, el envío promedio de remesas y su uso en base a datos del INEC y BCE.
[2] Las cifras presentadas en este documento corresponden a las publicadas por el Banco Central del Ecuador,.
[3] Cifras obtenidas de las estadísticas del Banco Central del Ecuador y del Instituto Nacional de Estadística y Censos.
[4] Caracterización socio-económica de los Migrantes. Basado en la ENEMDU 2007.
[5] Chunchi es uno de los lugares con mayor índice de emigración. El suicidio de jóvenes es común debido a la soledad a falta de sus padres.


Análisis de Coyuntura Económica publicado en la Fundación Ecuador Libre el 04 de julio de 2011 - ACE No. 213 " Remesas " (www.ecuadorlibre.com)

domingo, 3 de julio de 2011

Migración, un problema que afecta a las familias

En la última década, el éxodo de ecuatorianos a distintos destinos en el mundo ha alcanzado cifras abrumadoras; alrededor de 2 millones de hombres y mujeres dejaron a sus familias, en búsqueda de nuevas y mejores oportunidades.

De acuerdo a un estudio publicado por la UNESCO-ALISEI, el inicio de la migración se dio por los años cincuenta. La crisis de la exportación de sombreros de paja toquilla, una de las principales actividades productivas de las provincias sureñas de Azuay y Cañar, habría sido uno de los motivos[1]. Sin embargo, fue a finales de la década de los 90 e inicios del nuevo siglo, cuando cientos de miles de ecuatorianos empezaron a salir del país dejando atrás algo muy valioso: la familia.

Carlos Casorla, un adolescente de 14 años de edad, comparte su realidad: “Siempre hace falta el cariño de una madre que este al lado de sus hijos… a veces no tienen quien les ayude en sus deberes… a veces tienen problemas y no tienen como resolverlos”. Carlos vive junto a su abuela en Chunchi, provincia de Chimborazo, uno de los lugares más afectados en el país a causa de la emigración. Según el alcalde de este cantón, Walter Narváez, el 50% de los jóvenes de Chunchi no tienen a sus padres en el país.

Durante los años 1998 y 1999 el Ecuador sufrió una reducción en su PIB de aproximadamente 6%, producto de una crisis económica que aceleró el crecimiento de la pobreza. Tanto, que la tasa de desempleo aumentó rápidamente hasta un histórico 14,4% en el sector urbano a finales de 1999; siendo las mujeres, las más afectadas con un desempleo que bordeaba el 20%.[2] Adicionalmente, en el año 2000 el país también sufrió una grave crisis político-institucional que terminó con la destitución del Ejecutivo. Ambas situaciones dieron como resultado un aumento en las cifras de la migración.

Como consecuencia de esto, de acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos, entre el 2000 y 2004 salieron del país más del 52% de hombres y 58% de mujeres que emigraron durante los últimos 50 años; la mayoría de ellos (49,8%) entre los 30 y 44 años de edad; y más aún, casados o con algún tipo de relación.[3]Además, entre el 2000 y 2008 más de 1,6 millones de ecuatorianos abandonaron el país, cantidad que el Ex-Ministerio de Trabajo aseguró equivalía a casi un 10% de la Población Económicamente Activa (PEA) del 2008.[4] El motivo principal para salir del país es por la búsqueda de un empleo que les permita tener mayores ingresos y mejorar la situación económica de sus familias. En cuanto a esto último, las estadísticas muestran que el 80,7% de los hombres lo hacen por este motivo mientras que en las mujeres la tasa es del 67,5%.[5]

Entre los principales destinos de los ecuatorianos en el mundo se encuentran Estados Unidos y países de Europa como España e Italia. Basta tomar algunas cifras de alguno de éstos para ejemplificar la masiva salida de compatriotas. De acuerdo al Instituto Nacional de Estadísticas de España (INE), en 1998 tan solo había 7.046 ecuatorianos en España mientras que para el 2003 la población inmigrante proveniente de Ecuador había ascendido a 470.090, es decir un aumento de más de 66 veces en solo 5 años.

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¿Pero será acaso que esta fuga de trabajadores encuentra mejores oportunidades de empleo en el exterior? Al revisar las encuestas, los resultados no son muy alentadores. Básicamente la meta es solo tener la mayor cantidad ingresos indiferentemente de la actividad en la que se tenga que laborar. Según cifras al 2008, la situación de empleo de los hombres en el extranjero es similar a la que tuvieron cuando estaban dentro del país. El 57,3% trabajan en actividades de manufactura mientras que el 20,9% en servicios. No obstante, el caso es crítico para las mujeres. De acuerdo a datos del INEC, la actividad más común en la que se ocupaban las mujeres antes de emigrar era la manufactura (45,6%), mientras que en el exterior se ocupan mayoritariamente en actividades de servicio doméstico, 36,1% [Ilustración 1].

Sin duda, la época en la que explotó la crisis económica a finales de los 90 e inicios del nuevo siglo fue muy difícil para la mayoría de los ecuatorianos. Los altos índices inflacionarios, el desempleo y la depreciación de la moneda local (Sucre), sumados al quiebre de importantes instituciones financieras, son algunas de las razones de la ola migratoria desatada en la última década. Sin embargo, no se puede analizar la emigración dejando de lado las remesas, pues no se viaja tan solo con el objetivo de mejorar la situación personal sino también la de sus familiares que quedan en el país (generalmente esposa e hijos). Durante el primer trimestre del 2011 un total de USD 560 millones ingresaron al país por esta vía, de éstas, el 64% son destinadas para gastos de víveres y vestimenta en tanto que un 20% se dirigen a educación y salud, en especial de sus hijos.[6]

En la actualidad, este marco sigue siendo la historia de muchos ecuatorianos. En algunos casos, chicos como Carlos aprenden a vivir solos y a superar la mayoría de las dificultades de no tener cerca a sus padres. Sin embargo, para muchos otros no es fácil y terminan involucrados en pandillas o incluso quitándose la vida a causa de la soledad, tal y como sucedió con 19 jóvenes en Chunchi[7].

La migración es un problema social que responde principalmente a dificultades económicas como la falta de empleo y pobreza. La familia es el núcleo de las sociedades, y de su buen cuidado y protección depende el bienestar de las últimas. Por esta razón es necesario generar una economía de oportunidades en la que todos los miembros del hogar puedan beneficiarse. En el caso de los más pequeños, tener acceso a educación y salud de calidad, mientras que para los adultos, contar con empleo sería lo más importante. De esta forma, las familias contarían con los recursos necesarios, y mejor aún, estarían juntas.



[1] RAMÍREZ, Franklin y Jacques. «La Estampida Migratoria Ecuatoriana: Crisis, Redes Transnacionales y Repertorios de Acción Migratoria.». Ciudad-UNESCO-ALISEI, 2005, Quito.
[2] Instituto Nacional de Estadística y Censos, INEC. Encuesta Urbana de empleo, subempleo y desempleo, ENEMDU. Serie 1990-2005.
[3] Caracterización Socio-económica de los Migrantes. INEC, 2008. Basado en la ENEMDU 2007.
[4] SERRANO, Alexandra. «Perfil Migratorio del Ecuador». Organización Internacional para las Migraciones, OIM. 2008, Quito.
[5] Ídem.
[6] Ídem.
[7] En una entrevista realizada a Walter Narváez, Alcalde de Chunchi, manifestó que a causa de la soledad 19 jóvenes se quitaron la vida durante el 2005. Para los últimos años, la cifras son: 2006, 12; 2007, 9; 2008, 1; mientras que en el 2009 y 2010 hubieron 4 casos de suicidio.


Análisis de Coyuntura Económica publicado en la Fundación Ecuador Libre el 12 de junio de 2011 - ACE No. 211 " Migración, un problema que afecta a las familias " (www.ecuadorlibre.com)